Ya ha pasado una semana desde nuestra llegada a Estados Unidos. Como ya dije en la anterior entrada, un viaje larguísimo y muy cansado (más de lo esperado). Las escalas en los aeropuertos, la duración de los vuelos, la entrada en el país a través de inmigración, y para terminar, un servidor tiene más de una hora extra de retención por el hecho de llamarme como me llamo. Ya me avisaron que me pasará cada vez que entre en el país. Tras todo esto, normal que durmiera 18 horas seguidas, algo que no había hecho en mi vida.
En esta semana no hemos parado de hacer gestiones imprescindibles para que todo esté en regla y poder llevar una vida normal. Y lo primero de todo fue conseguir un número de teléfono con conexión a internet, imprescindible ya que el GPS se hace totalmente necesario para moverte. Después tocó abrir una cuenta bancaria para poder asegurar y recoger el coche y luego hacer el cambio de titular. Una vez que tienes coche, ya eres una persona normal aquí, sin coche estás perdido.
Lo siguiente en la lista, muy importante, buscar casa. Parece fácil, pero no lo es. Porque queríamos vivir en Katy, una zona tranquila, con complejos de apartamentos, a medio camino entre el centro de Houston y el colegio. Hay bastantes complejos, pero no demasiados apartamentos que se adapten a nuestras necesidades. Tras visitar 6 ó 7 sitios, nos decidimos por Marquis at the Reserve. En el enlace puedes ver cómo es todo en nuestra casa.
He titulado esta entrada como "Un país 'a lo grande'" porque de lo primero que te das cuenta al estar aquí unos días es que aquí todo es más grande. Los coches son más grandes, las carreteras son más grandes, los tamaños de las comidas son más grandes, las casas son más grandes, las banderas son más grandes, y la gente, madre mía, la gente es "muy grande".




